viernes, 3 de agosto de 2007

Algo de locura


Cuentan que una vez se reunieron todas las de la tierra. Cuando el Aburrimiento habia bostezado ya por tercera vez, la Locura como siempre tan loca, les propuso: ¿por que no jugamos al escondite? la Intriga levantó la ceja, intrigada y sin poder contenerse, la Curiosidad preguntó: ¿al escondite? ¿como es eso?

- Es un juego- explicó la Locura- en el que yo me cubro la cara y empiezo a contar desde 1 hasta 1.000.000, mientras tanto los demás se esconden. Cuando hayas terminado de contar, el primero a quien encuentre ocupará mi lugar, para seguir con el juego el Entusiasmo bailó secundado por la Euforia. Y la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer no solo a la Duda si no también a la Apatía, a la que nunca le interesa nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse ¿para que? si al final siempre la acaban descubriendo. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (como que en el fondo lo que la molestaba era que la idea no había sido de ella) mientras que la Cobardía prefirió no arriesgarse.

Un , dos, tres... empezó la Locura a contar. La primera en esconderse fue la Pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, pues cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para algunos de sus amigos ¿un lago de aguas cristalinas? ideal para la Belleza. ¿La grieta de un árbol? lo perfecto para la Timidez. ¿El vuelo de una mariposa? lo mejor para la Voluptuosidad. ¿Una ráfaga de viento? lo mejor para la Libertad. Pero finalmente se escondió en un rayito de Sol.

El Egoísmo en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris. La Pasión y el Deseo en el fondo de un volcán. El Olvido no se donde se escondió.

Cuando la Locura contaba 999.999 el Amor , aún no había encontrado sitio para esconderse porque todo estaba ocupado, pero entonces vio un rosal, y enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

-...Y un millón!- contó la Locura y por fin se puso a buscar.

La primera en aparecer fue la Pereza, apenas a tres pasos, debajo de una piedra. Luego sintió vibrar a la Pasión y el Deseo dentro del volcán. En un descuido encontró a la Envidia, y a partir de ella pudo deducir donde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tubo ni que buscarlo, él sólo salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de serpientes. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago, descubrió la Belleza, con la Duda resultó aún más fácil porque estaba sentada en una cerca sin decidir aún de que lado esconderse. Así los fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una cueva oscura, a la Mentira detrás del arco iris (mentira! estaba en el fondo de los océanos), y hasta el Olvido que ya se había olvidado de que jugaba. Tan solo el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol del planeta, bajó por todos los arroyos y subió a todos los montes. Y cuando ya estaba a punto de darse por vencida, vio el rosal. Tomó una vara y se puso a revolver las ramas, cuando de pronto se escuchó un grito de dolor: las espinas habían herido al Amor en los ojos. La Locura no sabia que hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón e incluso se ofreció a ser su lazarillo. Y desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.

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