
Hay quienes se pasan el tiempo esperando una oportunidad
Para demostrar de forma heroica su amor por alguien.
Lo triste es que mientras esperan
Esa gran ocasión dejan pasar muchas otras
Modestas pero significativas.
Se puede pasar la vida sin que la otra persona
Necesitara jamás que le donaras un riñón,
Aunque se quedo esperando que le devolvieras la llamada.
Se piensa a veces que la felicidad es como
Sacarse la lotería,
Un suceso majestuoso que de la noche a la mañana
Cambiará una vida miserable por una llena de dicha.
Esto es falso, en verdad la felicidad se finca en pequeñeces,
En detalles que Sazonan día a día nuestra existencia.
Nos dejamos engañar con demasiada facilidad
Por la aparente simpleza.
No necesites jamás el poder de las cosas pequeñas:
Una flor, una carta, una palmada en el hombro,
Una palabra de aliento o
Unas cuantas líneas en una tarjeta
Todas estas pueden parecer poca cosa,
Pero no pienses que son insignificantes.
En los momentos de mayor dicha o
De mayor dolor se convierten en
El cemento que une los ladrillos de
Esa construcción que llamamos relación.
La flor se marchitará, las palabras
Quizás se las llevará el viento ,
Pero el recuerdo de ambas permanecerá
Durante mucho tiempo en la mente y el
Corazón de quien las recibió.
¿Qué esperas entonces?
Escribe esa carta,
Has esa visita,
Levanta el teléfono.
Hazlo ahora, mientras la oportunidad aún es tuya.
No lo dejes para después por parecerte poca cosa.
En las relaciones no hay cosas pequeñas,
Únicamente existen las que se hicieron y
Las que se quedaron en
Buenas intenciones...
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